Punto 18. Ha sido en alguna ocasión oprimido u opresor
¿Oprimido u opresor?
Es complejo decir que no me he encontrado en esta situación, los seres humanos nos enfrentamos a nosotros mismos y ello promueve el trato que le damos a los otros, por el temor a enfrentar nuestra realidad y nuestro ser, así deliberadamente acusamos o hacemos responsable a otro de lo bueno y no tan bueno de nuestras vidas y sobre su flaqueza glorificamos nuestra fortaleza, Freire señala que la vocación de los hombres "a ser más" es negada por la injusticia, la explotación y la violencia. Para enfrentar esto, los opresores, muchas veces, actúan generosamente, pero esta es una falsa generosidad pues se asume al otro como inferior o deficiente.
Nuestra incapacidad de aceptación nos ubica en situaciones de opresor y oprimido, así a manera personal y aún en los momentos de objetividad asumo la posición de opresora respaldándome en mi cargo, así soy opresora en él trabajó con mi equipo cuando me niego a oír las ideas de otro o sus razones, las causas de un error. El ámbito laboral es un entramada de relaciones de opresión, que parece no tener escapatoria, es muy similar a las relaciones en el colegio, donde el opresor al tener dominio completo sobre el otro siente un impulso sádico al poder manipular a su antojo el objeto que le pertenece. A su vez el oprimido al sentirse dominado es dependiente emocional, se vuelve masoquista, desea que lo traten mal (Freire citado en Cuervo).
Cuando estoy en la actitud de opresor, no me agrada admitirlo pero el objetivo de este escrito es evidenciar esos actos que razonados vemos como grotescos e inhumanos, pero que en el momento de experimentar esa sensación de poder y necesidad en el otro, genera cierta satisfacción en lo profundo de mi ser, es una satisfacción que consideró es la banalidad humana que enferma a los sujetos y nos aleja de la humildad, esa que en palabras de Freire nos permite comprender que requerimos de otros para construir la vida y la sociedad humana.
Esta sociedad cada vez es menos social, nuestra lucha por imponernos o ese rechazo a la opresión nos lleva a ser los opresores de otro, cómo un ciclo, si alguien es mi opresor, yo seré el de alguien más, realmente me cuesta admitir que son más las ocasiones donde he sido la opresora y lo admito he sentido una amarga satisfacción porque esa situación en ningún momento sana mis experiencias cuando he sido oprimida, pero me auto excuso, al tomarlos como un escudo protector donde por ningún motivo volveré a estar bajo la opresión de alguien.
Según Freire para liberarse de la opresión "los oprimidos necesitan ganar la conciencia crítica de la opresión en la praxis de esta búsqueda". La pedagogía del oprimido busca la humanización y liberación del hombre a través de pensar y amar en la intersubjetividad auténtica: el dialogo" sin oprimido no hay opresión, y no lo digo porque la culpa sea la humildad o el silencio, lo digo por el temor con el que nos han educado, siempre con la cabeza abajo, siempre en la posición sumisa de esperar lo que el otro me quiera dar, siempre inacabado esperando las donaciones de otros que ayuden a completar aquello que me falta para ser.
Nos encontramos en un momento social dónde la información impera así como la falta de comunicación y comprensión, no vivimos sobrevivimos y eso implica estar arriba e infortunadamente solo el fuerte y hacer parte de su mundo nos mantiene con la certeza de seguir, nos acomodamos en aquel albergue donde nos encontremos resguardados, asumimos sus leyes y actuamos pasivamente si es necesario, bien lo dice Freire "hoy día, en la emersión de una sociedad del control, continua la sociedad disciplinaria a manera de palimpsesto. Este sedimento de sociedades amplifica las perversidades de las relaciones oprimido-opresor, buscando nuevas y sofisticadas formas" de llamar y promover esa sujeción como cambios sociales que trae la sociedad.
Puede ser utópico o no pensar como dice Freire en una cultura dialógica donde estemos en verdadera aceptación y comprensión del otro cuando los medios sociales nos venden una realidad competitiva y nada comprensiva, puedo decirlo y si estoy equivocada ni modo, nuestra corporalidad está cada vez más cerca pero nuestros pensamientos y sentimientos nunca han estado más alejados en esta sociedad del conocimiento que nos ha hecho uno extraños viviendo en la misma casa.
REFERENCIA
Freire, Paulo (1970). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI editores. Capítulos 1 (pp. 29-68) y 3 (pp.97 a 154). Por Clara Inés Cuervo Mondragón Recuperado de: file:///C:/Users/HOME/Downloads/Rese%C3%B1a%20pedagog%C3%ADa%20del%20oprimido%20capt.%201%20y%203-A.pdf
Por:
Lady Constanza Ruiz Forero